Todo era calma, paz, quietud. Soñaban. La mar serena, el canto límpido, el dulce aroma, el susurro de los pájaros.
Pero un día, un lejano día, las aguas. ¡Ah!, que turbulencia. ¿Por qué? ¿Qué hay en ellas?
Abren los ojos con suavidad, salen de su letargo con la rapidez del relámpago. ¿Qué hay?
Muchos ojos los miran, muchas manos se levantan. Y después, la calma nuevamente. Todo terminó, es el fin.
El indio entreabre lentamente un ojo, escudriña y descubre la cruel realidad…. Se ha apagado el canto de los pájaros, los camalotes están tristes, las garzas pensativas. ¡Oh amada libertad! ¿Dónde estás? Te buscan, pero no estás. ¿Qué ha pasado?; el frío del acero blande en el aire, cerca, muy cerca. Algo terrible viene de acontecer. Es el fin, todo se apagó. La luz se transformó en oscuridad, la belleza en fealdad, la quietud en agitación, la libertad en esclavitud. Un día, un lejano día…….